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Por: Toni Calvin, Xavier Cosano, Nil Aregall, Juanjo Medina y Jan Calpe

1. Marco histórico: El romanticismo tardío

El romanticismo tardío o postromanticismo se sitúa en la segunda mitad del siglo XIX, donde el clímax de este movimiento sería Francia.

Los gustos cambian de manera repentina, al dejar de lado las ideas históricas y legendarias, centrándose más en lo sentimental e intimista, sobre todo en la poesía. Todo ello, viene conducido por un movimiento alemán y el interés que se despierta sobre la poesía popular española. La escuela postromántica deja apartadas a las demás escuelas europeas menos la obra de Heinrich Heine, la cual tiene una gran importancia.
Los artistas sienten ansias de rebelión hacia la nueva clase social situada en el poder, la burguesía, se crea rabia hacia ricos con sus costumbres, oficios y estatus social. Ven la sociedad de manera muy negra dónde absolutamente cada acción que se produce es con el simple objetivo de aparentar, con lo cual buscan evadirse de esa negrura social e intelectual. Los malos vicios cogen especial importancia para la evasión de esta sociedad falsa, tanto el alcohol cómo ciertos vicios.
Muchos de ellos escriben sobre el odio hacia ellos mismos por pertenecer a esa sociedad, critican la inhumanidad de la gente y el interés individual.

El teatro siguen siendo partícipe de la tendencia realista, tanto  en la estructura misma, dejando claro el significado de la obra, tanto la crítica a la sociedad, como la locura de ella.

La poesía en cambio sigue tendencia romántica, pero con pequeñas intervenciones de realismo. Podríamos decir que la poesía postromántica es una transición entre el romanticismo y el realismo.